¿Cuándo la Ansiedad es normal y cuándo es patológica?

Todos sentimos ansiedad ante las incertidumbres de la vida. Cuando afrontamos cambios en general o tenemos algún desafío por delante, es esperable que aparezca esta respuesta emocional.

También nos da miedo que nos vaya mal en un proyecto, enfermarnos o perder a seres queridos. Esta emoción es normal y desempeña una función importante para nuestra capacidad de adaptarnos ante aquello que nos suceda, incluso para planificar y organizarnos.

En cambio, para muchas personas, la ansiedad deja de ser razonable, entonces las pone vulnerables y hasta puede llegar a dominarlas o limitarlas. Es común que aparezcan problemas para conciliar el sueño o para concentrarse y para realizar actividades que antes podían ser habituales. En este estado, la mente suele aferrarse a pensamientos de los que resulte difícil tomar distancia. La ansiedad aparece rápidamente, sin avisar y puede llegar a producir una crisis de pánico de repente.

Tanto familiares como amigos, es común que no comprendan este sufrimiento ya que no responde a una anomalía en la salud que pueda observarse. Pero la ansiedad patológica puede generar un alto malestar y perjudicar mucho nuestra calidad de vida.

Cómo identificar si la Ansiedad es patológica?

-Si es demasiado intensa. Cuando no nos ayuda a adaptarnos mejor a una situación, sino que se convierte en algo improductivo e inútil. Cuando la sentimos como un sufrimiento y su nivel intensidad nos obstaculiza en lo que estamos haciendo o queremos hacer.

- Si es desproporcionada y aparece ante situaciones o aspectos que no son peligrosos en sí mismos. En estos casos, adquiere un carácter irracional, aunque seamos conscientes de que no existe nada grave, no podemos manejar esta ansiedad.

-Si es frecuente y se prolonga. La ansiedad se puede volver permanente y dominante, cuando esto sucede, nos impide vivir con normalidad. Entonces, tenemos la impresión de que no acabará jamás.

-Si se vuelve incontrolable. Podemos creer que no podemos dominarla,  sentir impotencia e incluso ira contra nosotros mismos y culparnos por no poder manejar esta situación.

Como conclusión:

Los trastornos de ansiedad se diferencian de la ansiedad normal por la presencia de varios síntomas intensos, duraderos, que generan un alto malestar y limitan la vida diaria, ya sea en el trabajo, en el estudio o en diferentes ámbitos.

Estos trastornos afectan a alrededor de una de cada cinco personas y existen diversos tipos. En todas sus formas, constituye el problema psicológico más frecuente.

La buena noticia es que la ansiedad no solo se trata, sino que también se gestiona. Es recomendable consultar con psicólogo cognitivo conductual para que, luego de una correcta evaluación y diagnóstico, pueda implementar el  tratamiento que mejor eficacia haya demostrado en las investigaciones.

Psicóloga Carolina Scotti